Un lugar sin perdón (parte II)

Caminando

Cruza las calles sin ver a los lados, y mira al frente como un militar en ejercicio, firme y fría, dura como piedra y dulce como chocolate, solo que como el mismo no sabemos el sabor hasta probarlo, aún no lo probamos, todavía no sabemos nada.

“Dime que tenemos que saber y te diré como llorar sin miedo, dime donde tengo que ir y te mostraré como de a poco muero, dime que me amas y te diré como no echarme de menos, dime que esta bien y te mostraré un pedazo del cielo”

Llega a un punto en que todo es público, señala con lo ojos, tan solo con la mirada una publicidad de “coca cola”, nos muestra en unos segundos lo que es el choque de culturas, un dadaísmo obsoleto, el que se autodestruyó hace mucho tiempo pero se reabre la discusión frente a cada paso y el pop Art. capitalista, aquel que critica pero no practica, tan solo vende un color más desechable que el otro.

“Y todos se preguntan; ¿ qué hago aquí ?. Debo seguir caminando pero me quiero detener, es como cuando uno despierta sin querer, es trágico-cómico el creer que el mundo es de papel”

Martina sigue avanzando creyendo estar detenida, reconoce a mucha gente en su entorno pero aún hablar no se anima, siente miedo y al mismo tiempo recelo, un cosquilleo pequeño que la hace caer de nuevo, pero no entre medio de un submundo, sino entre medio de su mismo suelo.

“¿Porqué para ti todo es tan distinto?; ¿Te parece tan extraño?. En el fondo somos todos lo mismo, en momentos no creímos en que un solo sujeto nos haría gritar. Ahora piénsalo! , un papel nos hace llorar.
¿Qué te parece tan oscuro?; dime quien inventó lo bueno y te diré como nacemos …”

Ella, sola sin saberlo, se mantiene en su terreno, creyendo que es solo de ella. Yo se los digo, es solo de ella …