Una fiesta extraordinaria, y no era por lo todo, menos por el ambiente, por nada que fuese oscuro. Todo se tornó distinto, las luces saludaban, me indicaban una mirada y yo … no hacia nada.
Lo único que iba quedando era hablar un rato con mi reloj, no tenia respuesta alguna, en eso escucho de lejos tu voz, eras tú, linda, dulce, distinta … como ninguna
Ahora la fiesta comenzaba, después de tres horas de su inicio, yo me llamo pipo y tú … prefiero no decirlo, el miedo de lo desconocido … lo tierno de lo divino
Y Dios me susurró al oído, que tú seguías aquí, luego de unos instantes, yo te perdí. Me desespero y lo demuestro. Busco, miro y no te encuentro y cuando Dios me susurra de nuevo, me indica tú pradera …
Poco y nada hemos hablado y cuando lo hicimos no quise despegarme de tú lado, y, ¿porqué no me tomas de la mano? … te juro por quien nos juntó que no me iré …
Y ahora se vuelve eterno, todo extraño y nulo pensamiento, que en ti quedó mi recuerdo, mis ojos por los tuyos quedaron perpetuos …
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